sábado, 25 de enero de 2014
Al conmemorarse hoy el 201 aniversario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, buenos y verdaderos dominicanos tienen el compromiso de reflexionar en torno al presente y futuro de la nación y admitir que aún no se cumple el ideario del prócer impregnado de soberanía, equidad, libertad e igualdad.
Duarte pudo desde muy joven abrevar en fuentes del naciente pensamiento liberal de Europa y consolidar así su ya recia determinación de impulsar el movimiento separatista que proclamó un 27 de febrero la Independencia Nacional.
El más vilipendiado de los próceres independentistas nunca abdicó a su obra redentora por lo que siempre procuró “…Conservarme bueno, conservaré mi corazón y mi cabeza”, porque “Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi patria libre, independiente y triunfante”.
Las presentes generaciones han de asumir con singular abnegación el ejemplo duartiano siempre vinculado con el fervor patriótico, el profundo amor por la libertad y la acrisolada idea de crear e impulsar un gentilicio en indisoluble unión con los principios de soberanía y autodeterminación.
Nunca como hoy adquiere inusitada vigencia la expresión de Duarte de que “los enemigos de la patria, y por consiguiente nuestros, están todos muy acorde en esta idea: destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso destruir la nación entera”. Es por eso que el pensamiento duartiano debe derramarse como río de aguas cristalinas por toda la geografía nacional para que su legado patrio riegue los jardines del patriotismo y del orgullo nacional, sustento esencial sobre el cual se construye un régimen de derechos y libertades.
Como tributo al fundador de la República, los dominicanos están compelidos a trabajar incansablemente contra toda forma de injusticia y exclusión social y defender el gentilicio nacional ante todo tipo de agresión o intento de degradación que a lo largo de la historia se acomete desde el exterior con el concurso de malos dominicanos.
El nacimiento de Juan Pablo Duarte, que se conmemora hoy, es ocasión propicia para repetir a todo pulmón ¡Viva la República Dominicana! ¡Dios, Patria y Libertad! ¡Gloria eterna al fundador y padre de la nacionalidad!
